Dicen que hace siglos existían lugares mágicos, bosques encantados, montes míticos, islas con criaturas fabulosas y más allá de dónde señala el mapa dragones.... Esa magia fue desapareciendo de este mundo a medida que el hombre fue racionalizando las cosas, hasta que a día de hoy ya no queda nada, ¿nada? quizás no haya desaparecido del todo... El otro día paseando por el pueblo pasé al lado del antiguo videoclub del centro, y pensé en como hace unos años cuando entraba en él sentía la sensación de asomarme a una ventana por la que podía acceder a esos lugares mágicos ya desaparecidos. Ver aquellas portadas de películas de aventuras, ciencia ficción o fantasía era el picaporte para abrir esa ventana a otro mundo. Ese videoclub desgraciadamente lleva ya varios años cerrados, ... como tantos otros.
Internet aunque tiene tantas cosas buenas, se está llevando parte de esa magia que había en el mundo; las cajas que contenían los video-cassetes o los cds de música, o los libros de papel con su peso y su olor característico conservan algo de esa sustancia mágica de las historias que contienen. Ahora ese soporte físico, está en la nube, quizás en esa nube de la que tanto hablan se ha quedado el hechizo.
Aún siento esa sensación cuando entro en una librería y ojeo tantos libros pensando en qué fantástico mundo podré sumergirme, quizás este me lleve de nuevo a visitar los Siete Reinos, o me lance en un viaje hiperespectral a la Fundación, o quizás pueda visitar por primera vez en Macondo.
También ciertos lugares del mundo aún guardan esa esencia extraordinaria, quedan castillos, palacios, santuarios y bosques con piedras y arboles milenarios donde fueron tan heroicos y románticos los hechos que allí se produjeron, que aún contienen la esencia que nos evoca otro mundo. Esta es una de las razones por las que me encanta viajar, poder descubrir estos lugares e imaginar aquellos sucesos.... y quedan tantos de estos sitios por encontrar.
Quizás sea en nuestros países tan civilizados dónde no encontramos la fantasía, precisamente porque estamos convencidos que no existe. Hace unos años compartía vivienda con un chico guineano, y a los compañeros españoles nos sorprendió la forma en la que creía en seres fantásticos y en la hechicería. Además afirmaba que todo aquello que contaba era algo real allí en su país, y por supuesto algo en lo que creía todo el mundo. Aquí sólo los niños creen en ello, y consideramos que deben dejar de creer para convertirse en mayores. Ellos son capaces de fabricar sus propios lugares mágicos, pueden convertir una roca en una montaña o un par de muros medioderruidos en un castillo. Y somos nosotros los que alentamos su imaginación, nos gusta que crean en los cuentos de hadas y por supuesto en los reyes magos, ¿por qué queremos que sigan ellos creyendo? ¿Por qué aún alentamos en ellos esa fantasía si sabemos que es falsa? Quizás insconcientemente delegamos en ellos la llave de la imaginación que no debe desaparecer de este mundo, ya que nosotros no somos capaces de llevarlas.
Volvamos a nuestra infancia y recordemos ahora aquella Bola de Cristal que salía en la tele y oigamos algo de su Magia ...
Si, por tu culpa ha sido, así que no me mires así. Si no hubieras escrito esta entrada no hubiese desempolvado ayer la caja del Heroes II Gold (expansión incluida a la que no había jugado) y ahora no puedo para de jugar, con la de cosas que tengo que hacer!!
ResponderEliminarMal amigo, que eres un mal amigo!!!
Jajaja, el Heroes II, ¡maravilloso!!!
ResponderEliminarque buenas partidas, cuando quieras te gano otra vez ;)
EEEehhhh
ResponderEliminarya sabeis quien es el amo del heores.
Si quereis perder solo teneis que decirme donde.
JAjaja
Por cierto, muy chulo el post, muy notálgico. Yo también he recordado aquellos largos fines de semana cuando ibamos al videoclub a decidir durante media hora o más que película veríamos, la infancia de bola de cristal de colacao con churros ... que buenos tiempos.