Después de 700 páginas he decidido dejar la novela "El conde de Montecristo". El comienzo de la historia parecía prometedor: Edmundo Dantes, un marinero con un gran futuro vuelve después de un tiempo en la mar a Marsella para reunirse con su amada Mercedes. Sin embargo, en la sombra un grupo de hombres envidiosos de su éxito en el amor y de su futura carrera como piloto de barcos, traman un plan que hace que Edmundo acabe en una de las peores cárceles de Francia. Allí conoce al abate Faria que le enseña todo lo que sabe al protagonista (ciencia, lenguas, historia,...). Además juntos caban un tunel, por el que Dantes escapa poco después de la muerte del abad. Sin embargo antes de su fallecimiento, el abad le cuenta a Edmundo sobre un fabuloso tesoro que se encuentra en la isla de Elba. Finalmente consigue el tesoro convirtiendose en inmensamente rico.
Hasta aquí la novela gusta y engancha, pero a partir de este momento Edmundo Dantes convertido en el conde de Montecristo vuelve a Paris para urdir una larga venganza sobre las personas que le metieron en la cárcel. Y después de un montón de páginas con el desarrollo de la venganza me ha terminado aburriendo y he decidido dejarlo. Ha llegado un momento en el que no me aportaba nada: ni me entretiene ni me enseña nada.
El personaje que en un principio caía bien, se convierte en un hombre perfecto e inmensamente rico que todo soluciona con su talonario y su increible ingenio, y al que todo el mundo admira, pero que terminó perdiendo mi simpatía.
El caso es que en todos los sitios aparece como uno de los mejores libros de aventuras de todos los tiempos, pero yo solo he visto aventuras en las primeras 200 páginas, después sólo veo intrigas entre la nobleza decimonónica francesa.
Este libro se une a la corta lista de libros que no he conseguido finalizar entre los que está La Tienda de Stephen King, otro que me regalaron llamado Las verdes praderas de Wioming, otro de William Gibson de cuyo nombre no me acuerdo, y alguno más.
añadiria "moby dick".
ResponderEliminarfeliz año, blogero.
pasaron