martes, 10 de diciembre de 2013

Tecnolocracia

Minutos antes de realizar la votación recordó cuando subió al poder hace cuatro años. Después de una gran campaña electoral el pueblo español le eligió para dirigirles, para sacar a la nación de la mayor crisis en mucho tiempo. Él sabía que era inteligente, honesto y tenía ideales. En aquellos mítines cuando proclamaba que con él todo iba a ir mejor y que tenían un plan no pensaba realmente en cómo hacerlo, pensaba en cual era la mejor forma de llegar al poder. Después ya se rodearía de los mejores, conocía a gente muy válida, los mejores de la nación. Con ellos y con su capacidad de dirigir podría llevar a su pueblo a momentos mejores, construir una nación más justa, esa era su intención, de verdad que su vocación era esa. Sin embargo, durante estos cuatro últimos años todo fue una pesadilla. Una vez en el poder, se dio cuenta de que tenía mucho menos margen de decisión del que pensaba. Todo eran presiones para tomar tal decisión o tal otra, todos a su alrededor tenían intereses, y pocos estaban alineados con los de los españoles. Se había dado cuenta de que la democracia y el capitalismo actual se habían quedado obsoletos, por más que le daba vueltas ya no funcionaban. Y por ello iba a hacer que todo el sistema político cambiara dentro de unos minutos.
Todo empezó en Grecia. Hace dos años la Unión Europea se cansó de intervenir en la política griega, ese país parecía que ya no tenía remedio, era un caos, cada vez más deuda, más paro, más miseria y más revueltas, nada funcionaba. Hasta que Zeus entró en acción. La Unión Europea hizo desaparecer de un plumazo a todos los políticos del país y los sustituyó por un sistema informático, Zeus era su nombre. Se trataba de un sistema gestor de todos los recursos del país: naturales, económicos, humanos y tecnológicos. Sus algoritmos de optimización consiguieron que todos los griegos se pusieran a trabajar en ocupaciones según la demanda de servicios o de bienes que se necesitaran. Desaparecieron todos los puestos de trabajo que podían ser sustituidos por un sistema informático, desaparecieron bancos y todo tipo de intermediarios. Esos servicios cuya mano de obra hacían que antes tuvieran un coste, ahora se ofrecían gratis. Zeus sabía que empleos eran realmente productivos basándose en la demanda interior y exterior, y promovía la creación de dichas ocupaciones, llegando a conseguir el pleno empleo. Los hombres de negro de Bruselas sólo tenían que ajustar algunos parámetros para indicarle en qué áreas el país debía mejorar, y Zeus realizaba sus cálculos de organización de masas y ejecutaba el plan de acción. El resultado fue espectacular, en dos años el país creció mucho más de lo esperado, tanto que esos parámetros que en un primer momento priorizaban la mejora de la economía, se reprogramaron para que mejorara la educación, sanidad y felicidad de los ciudadanos. Y mejoraron, Grecia después de 2500 años volvía a ser el lugar de referencia de Europa.
 Aquello que pasó en el país heleno, había convulsionado Europa, y especialmente las últimas elecciones españolas. El hemiciclo se fragmentó en decenas de partidos. Varias formaciones políticas nuevas se habían erigido como defensoras de la tecnolocracia, el término con que la prensa había bautizado al poder en manos de las nuevas tecnologías. Yo mismo, líder de uno de los dos partidos tradicionalmente mayoritarios he llegado a la conclusión de que es lo mejor. Un sistema informático no se verá afectado por presiones, no puede corromperse, no se cansa y ahora que dicen que estamos a las puertas de la singularidad tecnológica tiene más capacidad que un grupo de personas para procesar el estado de todo el país de una forma objetiva. Es la solución, y con mi voto a partir de mañana, los políticos del parlamento solo supervisaremos el buen funcionamiento del sistema. En nuestro caso no habrá hombres de negros, la aplicación informática que en breve dirigirá nuestros destinos nos proporcionará una nueva forma de democracia más avanzada, ya que serán los propios ciudadanos los que día a día indicarán al sistema si hay que mejorar la sanidad, su economía, o la educación, y en base a este feedback los algoritmos informáticos optimizará su sistema de organización del Estado.
Esto es historia, acabo de pulsar el botón, he votado por la tecnolocracia, el mundo ha cambiado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno Pep,
me gusta :D

Sigue así.