lunes, 13 de octubre de 2008

La cena secreta de Javier Sierra

Hoy toca comentar el libro que me leí en mi viaje a Tenerife: "La cena secreta" de Javier Sierra. Se trata de una novela histórica de detectives ambientada en el Milán del siglo XV, y más concretamente en el convento de Santa María della Grazie. En ella, el padre Agustín, llega de Roma para investigar los posibles actos heréticos de la corte de Ludovico el Moro, y más concretamente los de Leonardo da Vinci en su pintura de "La última cena". En el transcurso de su investigación, suceden extraños asesinatos, descubre enigmas secretos, y sobre todo, intenta desentrañar los mensajes ocultos que el pintor da Vinci esconde en la obra.


Como veis la historia parece una mezcla entre "El nombre de la rosa" y "El código da Vinci", ya que tenemos una investigación en un monasterio que gira entorno a uno de los cuadros más famosos de Leonardo da Vinci. Y precisamente el examen esotérico de la pintura es lo más interesante del libro, ya que, si en "El código da Vinci" se sugerían incógnitas sobre este cuadro, aquí se proporcionan muchas más dudas:
  • ¿Por qué no aparece por ningún lado el Santo Grial?
  • ¿Por qué ni Jesús ni los discípulos tienen el halo santoral?
  • ¿Por qué hay dos discípulos que no miran a Jesús?
  • Juan, en el cuadro, tiene casi tanta importancia como Jesús, y mucho más que Pedro, el primer apóstol de Jesús, ¿por qué?
Para resolver estas preguntas Javier Sierra expone una teoría propia, distinta a la que da Dan Brown en su libro, pero igual de interesante. Si queréis esta respuesta no os la desvelaré, para eso tenéis el libro. Aconsejable para quienes gusten de este tipo de novelas, es entretenido y ligero, aunque no ninguna maravilla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder tio!! Como pudiste leer un libro estando de vacaciones en Tenerife??

Que no se vuelva a repetir, ehh!

Trabubu Rojo dijo...

Pero tio! Si uno de los mejores placeres del mundo es estar en la playita con el sonido del mar al fondo y disfrutando con toda tranquilidad de un buen libro, y de vez en cuándo de un chapuzón.