El libro comienza con varias historias paralelas muy distintas que transcurren en el futuro:
Por un lado en un Marte terraformado, se desarrolla la guerra de Troya, los griegos tratando de abatir las murallas de Illión y unos dioses apoyando a los troyanos y otros a los aqueos, prácticamente como se cuenta en la Illiada. La diferencia: que los dioses no son más que post-humanos (humanos modificados genéticamente).
Por otro lado en la Tierra habitan humanos, en un estado de gran bienestar y comodidad, viviendo de fiesta en fiesta, servidos 24 horas por unos robots y sin necesidad de trabajar ni estudiar ni nada, sólo disfrutar.
Por último más allá del cinturón de asteroides los moravecs (una especie de robots distintos a los de la Tierra) notan que algo raro a nivel cuántico ocurre en Marte y la Tierra, por lo que deciden viajar hasta allí a averiguar qué sucede.
Todo esto contado como lo cuenta Dan Simmons se vuelve muy interesante: por un lado la forma en la que juega el autor con la historia de Troya y sus personajes, y por otro lado en la Tierra los protagonistas empiezan a preguntarse porqué viven así y si no habrá algo más que sus fiestas. Y a partir de aquí la historia se vuelve muy intrigante y nos comenzamos a hacer preguntas.
El sabor agridulce que comentaba antes viene de que en la parte final del libro cuando esperamos que esas preguntas se resuelvan, vemos que no todas las piezas encajan. Es más casi se retuerce más el argumento, surgen más personajes y más dudas. Este es el problema por el que no me parece esta obra tan buena como su saga anterior Hyperión. A pesar de esto no deja de ser interesante el futuro imaginado por Simmons y muy entretenidas las aventuras de sus personajes. De hecho esta novela me empujó en su momento a leerme la Illiada de Homero, y ha conseguido que entre en mi lista de próximos libros a leer La Tempestad de Shakespeare (dado que se hacen continuas referencias a esta obra y sus personajes).
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