- El periodo cálido medieval, que se produjo desde el siglo IX hasta el XIV, y que se caracterizó por un aumento de las temperaturas. Esto permitió por ejemplo la expansión vikinga por lugares como Islandia, Terranova o Groenlandia (de Greenlandia, tierra verde, o sea que por aquellos años esta isla tenía un clima mucho más benigno que ahora. Por otro lado se cuenta en las crónicas que en sitios como Inglaterra era frecuente el cultivo de la uva, más propia del actual clima mediterráneo.
- La pequeña edad de hielo, un periodo frío que abarcó desde el siglo XIV hasta el XIX, dónde se hicieron impracticables esos viajes realizados anteriormente por los vikingos, y muchos ríos de Europa permanecían helados el invierno (el Ebro se encontraba entre ellos algunos años).
En la siguiente web, podéis encontrar un interesante estudio del clima a lo largo de la historia, dónde se explica todo esto con más detalle.
Después de todo esto uno se pregunta hasta qué punto es el hombre el que influye en el calentamiento de la Tierra. ¿Puede ser que a la acción del hombre se le una que entramos en un periodo de calentamiento de la Tierra de forma global?
Ojo! Con esto que escribo no pongo en duda de que nos estamos cargando el planeta, sólo expongo que me llamó la atención que dentro de un mismo milenio el clima puede variar notablemente de forma natural, y es posible que los mismos ciclos naturales del clima influyan en el calentamiento global actual.
3 comentarios:
Efectivamente, el del cambio climático es un tema más complicado de lo que parece, y se hace difícil separar el grano de la paja.
Obviamente si uno hace caso a organizaciones como Greenpeace, el ser humano es un ser horrible que tiene la culpa de todo.
Sin eximir de responsabilidades, hay una buena parte de la comunidad científica que admite que parte del calentamiento global se pueda deber a un ciclo natural.
Eso no elimina el hecho de que estamos vertiendo a la atmósfera millones y millones de toneladas de CO2, que el planeta es capaz de absorver, pero solo hasta cierto límite (las rocas basálticas, por ejemplos, o las algas marinas, son nuestros mejores sumideros de CO2).
Otro tema delicado, ahora que sacas este asunto, es el de las nucleares. Es tal la controversia respecto a las renovables, que hubo escisiones de conservacionistas que abogaban por la creación de nuevas centrales nucleares, que eliminarían enormes cantidades de CO2 que producen las térmicas y que las renovables aún no están en posición de sustituir.
No soy un experto en energías renovables, pero el otro día leí en algún sitio que se tardaba unos tres años en generar la energía utilizada para construir una placa fotovoltaica. Y el dinero, mucho más, si es que alguna vez se amortiza. Las eólicas en este sentido son bastante más rentables, a costa de contaminar de otra manera: paisajísticamente. ¿Por qué no se permite construir una urbanización (con la de puestos de trabajo que generaría) en la ladera de un monte, pero sí se puede levantar una línea de molinos de viento, que económicamente solo beneficia a quien tiene la explotación de los molinos y al dueño del terreno? ¿Compensa la ganancia medioambiental?
Me como mis palabras:
http://feedproxy.google.com/~r/MeneamePublicadas/~3/VVrrVixEuHg/i4p1
Con respecto a tu segundo comentario la verdad es que yo tambien me he sorprendido estas semanas atrás cuando oía noticias de la cantidad de energía que ha producido estos días la energía eólica.
Con respecto a todo esto, la verdad es que creo que hay mucho hipócrita por ahí, que no quiere nucleares y no quiere ni eólicas porque estropean el paísaje, pero ni se plantea en utilizar menos su coche o en no malgastar toda la energía que le venga en gana.
Publicar un comentario