En la Tierra sólo un ser recuerda lo que un día fue el hombre, sus deseos, y sus sentimientos. Sólo un pequeño robot, cuya misión es limpiar el planeta de la basura que lo hizo inhabitable, y que provocó que la humanidad tuviera que huir al espacio. Sin embargo, nuestro robot WALL-E, es algo más que una máquina: en sus memorias y circuitos anhela todo lo humano que quedó atrás: la alegría, las risas, las canciones, las penas, los sentimientos y el amor. Y lo busca en la compañía que le pueda dar algún pequeño insecto superviviente o en los restos que dejó el hombre: alguna fotografía, algún juguete o alguna película.
Hasta que llega EVA, un robot sonda procedente de las naves que albergan a los hombres. WALL-E se enamora perdidamente de EVA, y este será el principio de una aventura que les hará atravesar el espacio y que provocará que los hombres recuerden su anterior vida.
Con este argumento Pixard nos propone una enternecedora película de animación y ciencia ficción. Recomendable film, dónde este robot sin decir más palabras que el nombre de EVA, consigue emocionarnos.
Por otro lado, es interesante la reflexión que se nos plantea, sobre hacia dónde se dirige nuestra sociedad. ¿Es tan bueno el mundo al que vamos en el que todo nos lo dan hecho? Un mundo en el que tendremos máquinas para todo, y no será necesario ni que nos levantemos de la silla. Precisamente por esta idea y por la de que el consumismo de nuestra sociedad llenará de basura el planeta, la película ha sido criticada en los Estados Unidos, tildada incluso de comunista. Ya que en cierto modo ven una crítica a nuestra sociedad actual. Y es que en esta sociedad lo importante es el consumo, los gobiernos quieren que consumamos, (para eso eran los 400 euros de ZP, no?); consumo muchas veces de necesidades artificiales. ¿Tendremos todos en el futuro una silla voladora que a la vez tenga ordenador y monitor incorporado? molaría, no? Pero, ¿realmente seremos más felices con ella?
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